Como comunidad educativa, sentimos profundamente el dolor y la angustia que están atravesando las víctimas de las recientes inundaciones. La solidaridad es un valor fundamental que nos define y, en estos momentos de crisis, se vuelve más necesario que nunca demostrar nuestro apoyo a quienes más lo necesitan.
Nuestras voces se unen en oración por todas las personas afectadas: por quienes han perdido a sus seres queridos, por aquellos que han visto destruidos sus hogares y sus medios de subsistencia, y por quienes trabajan incansablemente en las labores de rescate y recuperación. Que nuestra comunidad marista sea un faro de esperanza y un abrazo reconfortante para quienes se sienten perdidos y desamparados.
Simbolizando nuestra unidad y compromiso, hemos liberado globos al cielo. Cada globo representa una vida perdida, una esperanza renovada y una promesa de ayuda. Como familia marista, reafirmamos nuestro compromiso de estar presentes en los momentos más difíciles y de tender una mano a quienes más lo necesitan.
Pero la solidaridad no se limita a gestos simbólicos. Es tiempo de actuar. Invitamos a toda nuestra comunidad a sumarse a las iniciativas de ayuda y a colaborar con las organizaciones que están trabajando en terreno. Donaciones, voluntariado, difusión de información... Cada pequeña acción cuenta y puede marcar una gran diferencia en la vida de quienes lo han perdido todo.
Que esta experiencia nos sirva como un llamado a construir una sociedad más justa y solidaria. Una sociedad donde nadie se quede atrás y donde todos tengamos la oportunidad de vivir con dignidad. Que seamos un ejemplo de esperanza y generosidad para las generaciones futuras.
Juntos podemos superar esta adversidad y convertirla en una oportunidad para crecer como comunidad. No olvidemos que la solidaridad no tiene fronteras y que nuestra capacidad de ayudar trasciende cualquier barrera.